Los días están acabando, no soy consciente de que se aproxima mi vuelta a España. Me siento “del lugar”, me siento nativo, solo me falta llevar esas extrañas indumentarias que los lugareños visten. Me siento extraño, un montón de amigos se quedan, pero al mismo tiempo otros me esperan. Experiencias, anécdotas y sentimientos, serán recordados por el resto de los tiempos pero nunca volverán a ser vividos.
La confusión se apodera de mí al percibir que una de las personas más importantes de mi estancia en Brasil se queda en tierra, yo voy a partir, no sé si volveré. Son varias las veces que pienso en coger o no coger ese avión que me llevará a mi lugar de origen, mi tierra. El motivo de esta confusión, no es otro que ese sentimiento que en algunos momentos de nuestra vida se hace presente, ese sentimiento que se expresa en forma de dolor en el pecho o de nudo en la garganta, ese sentimiento llamado amor.
Durante mi estancia en Brasil, he conocido a una de las personas que me va a acompañar los próximos años de mi vida, Cindy. Brasileña de origen alemán, dolor de cabeza de una de las elecciones más importantes de mi vida, y motivo por el cual, meses después, voy a volver a lo que se convertirá, en “MI NUEVO CONTINENTE”.
Los últimos días fueron muy intensos, un viaje por el litoral de Santa Catarina aclarará nuestros caminos a seguir. Todavía no sé cuál será mi destino.
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