10 de mayo de 2012

UN AÑO DESPUÉS

             Como todos los días, salí de clase a las 11:30, fui para casa, comí y conecté internet. Estaba hablando con mi madre cuando la tierra se estremeció por primera vez. Las primeras palabras de mi madre fueron tranquilizadoras, al igual que todas las veces que hablé con ella, no perdió la calma y mantuvo la templanza que todo hijo necesita en momentos así. Me contó lo que había pasado y me tranquilizó, ella tenía que salir de casa.

                “Llaves, móvil y Luna” (perro de la familia) fue lo único que le dio tiempo a coger. Mi reacción fue de incertidumbre, de miedo… Abrí todas las ventanas posibles, conecté las redes sociales y me introduje de lleno en los medios de comunicación.

                Minutos después de mi madre salir de casa, la tierra tembló por segunda vez, yo estaba viendo en directo esa imagen de la torre de la iglesia de San Diego cayendo, que al igual que otras muchas, van a quedar gravadas para siempre en nuestras retinas. En los primeros momentos no sabía qué hacer, lloraba, llamaba por teléfono a familiares… y nada. La desesperación fue enorme, tuve que pedir para mi compañera de piso que comprara unos tranquilizantes en la farmacia. Una hora después, ya había hablado con mi seguro de viaje para ver si cubrían mi retorno a España por un evento de esta envergadura.

                No tardé mucho en contactar de nuevo con mi madre, debido a que eran llamadas internacionales las líneas estaban menos saturadas. Poco a poco fui sabiendo sobre mi familia. Mi hermano, Javier, vivió los terremotos dentro de la biblioteca. Mi tío, mi abuelo y mi abuela, estaban en casa. Después de mi abuelo de 94 años saltar por encima del armario grande del comedor, pasaron la noche en las explanadas de los institutos, como otros muchos lorquinos.

                No fue fácil hablar con mi padre, debido a su posición laboral en el momento de la catástrofe. Solo hablé con él unos segundos, unos segundos que me sirvieron para saber que estaba bien. Nunca olvidaré esa llamada, los dos rompimos a llorar, sus únicas palabras fueron – Jesús, esto ha sido muy gordo -  Él trabajó durante días, semanas e incluso meses sin respirar y compaginando su obligación laboral con las adversidades personales causadas por los terremotos.

                Finalmente decidí no volver, quedarme donde estaba, esperar unos meses para ver el impacto que el terremoto había causado en mi ciudad. Fue Cindy y su apoyo incondicional lo que me dio fuerza para seguir con mi vida; para salir de la pantalla del ordenador y continuar con el día a día. Como Cindy dijo – En estos momentos lo mejor que puedes hacer es mantenerte firme, no caer en la desesperación y ayudar a los tuyos anímicamente sin crearles un problema añadido - .

                En los días, semanas y meses siguientes no me separé del ordenador, se convirtió en una obsesión constante, sentía la necesidad de estar allí, de ayudar y acompañar a los míos. En cierto momento tuve que dejar de entrar en el ordenador, tuve que apartarme un poco de la situación, la ansiedad que me provocó el no estar ayudando me estaba hundiendo. Tardé bastante tiempo en entender que no podía, ni iba a poder estar allí.

                Es difícil escribir estas líneas y recordar esos momentos de angustia, yo no viví en persona los terremotos de Lorca, a día de hoy, todavía me echo en cara no haber estado ese día en mi ciudad.

                Un año después, sigo recordando todas esas historias, tanto las que fueron contadas personalmente, como las que fui leyendo a lo largo de los meses siguientes. Cada comunidad de vecinos, cada familia y cada individuo, tienen su propia historia, historias que quedarán en la memoria de nuestra ciudad.

                Estas pequeñas historias personales, son simplemente una pequeña parte de lo que los lorquinos vivieron y siguen viviendo día tras día. Desde el 11 de Mayo del año 2011, Lorca, mi ciudad, tiene unos 92.869 habitantes que se convirtieron en héroes por pequeñas acciones. Pequeñas acciones, que devolverán con o sin ayuda externa, la alegría a esta ciudad.

                EN HOMENAJE A LOS AFECTADOS POR EL TERREMOTO

                Jesús Manuel Jiménez Rubio

2 comentarios:

  1. Tarde o temprano siempre me asomo a tu blog. Esta entrada, como a todos los lorquinos imagino, me oprimía algo en mi interior mientras la leía. Un abrazo desde la distancia, amigo. Gracias por compartir momentos y reflexiones íntimas que nos ayudan seguro a superar lo que aun nos queda por recorrer.

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    1. A mi también me oprimió algo en mi interior, fue difícil escribirla, recordé todos los sentimientos que tuve durante aquellos difíciles días. Es la forma que tengo de descargar y compartir la impotencia que se siente por estar lejos en momentos así.
      A ver si nos tomamos unas cañas frescas la próxima vez que vaya para Lorca.

      Un fuerte abrazo.

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Músicas Brasileras

  • "Aguas de Março" - Tom Jobim & Elis Regina (bossa nova)
  • "Mas que nada" - Jorge Ben Jor (samba maracatu)
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  • "Mulher de Fases" - Raimundos (punk rock)
  • "Ratamahatta" - Sepultura (heavy metal)
  • "Eu quero ver o oco" - Raimundos (hard rock)
  • "Malandro é Malandro" - Bezerra da Silva (samba mariguanera))
  • "Jardins da Babilônia" - Barao Vermelho (letra Rita Lee, rock)
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  • "Panis et Circenses" - Os Mutantes (psicodelia)
  • "Dia Perfeito" - Cachorro Grande (rock)
  • "A Minha Menina" - Os Mutantes (psicodelia)
  • "Plantei uma Flor" - Natiruts (reggae)
  • "A Pureza da Flor" - Arlindo Cruz (samba)